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Dios es el Creador y Juez admirable al que todos debemos someternos ahora mismo.
¿Dónde quedó la admiración?
Una de las realidades que estabiliza nuestra vida es la conciencia de autoridad.
Cuando sentimos que tenemos buenas autoridades, nuestra calidad de vida aumenta considerablemente.
Abandonar nuestro sentido de individualidad y seguir directrices provechosas nos enfoca en realidades constructivas que crean comunidades saludables.
Sin embargo, este sentido de autoridad requiere ciertos factores.
Uno de ellos es la fuerza...
Aunque parezca chocante, la fuerza es un factor determinante para generar y consolidar el sentido de autoridad.
Admiramos el poder, y reaccionamos positivamente cuando éste se ejerce para nuestro bien (lo contrario es dolorosamente cierto igualmente).
Una indicio de esto es el hecho de que nos apiñamos para ver la fuerza de los deportistas.
Otra evidencia es que amamos películas donde la fuerza se emplea para vencer al mal y liberar a los inocentes.
Anhelamos ver poder, y reaccionamos positivamente cuándo éste se ejerce para nuestro provecho.
Pero tenemos un problema...
Actualmente enfrentamos una crisis de desconfianza hacia las figuras de autoridad y hacia las instituciones.
Rechazamos la autoridad ilimitada por causa de una cadena de injusticias que se remonta a los inicios de la historia.
Tenemos algo dentro de nosotros que nos hace vulnerables a la tiranía cuando recibimos poder limitado.
Esto es tan cierto, que hemos construído toda nuestra sociedad sobre la descentralización de poderes.
Pero esto juega en contra de nuestra relación con Dios...
Nuestra familiaridad con la descentralización de poderes fomenta nuestro rechazo ante la autoridad del Creador.
Por cuanto rechazamos el poder ilimitado, rehusamos someternos al Creador del mundo.
Lamentablemente, nuestras malas experiencias nos condicionan para cultivar una buena relación con Aquel que reina sobre todo.
Quisiera sugerirte un pequeño ejercicio.
Toma la Biblia, y lee al menos 10 páginas.
Notarás de inmediato que encuentras a un Dios poderoso, que gobierna el mundo con una autoridad justa e inflexible.
Quisiera preguntarte ¿Habías aprendido esto sobre el carácter de Dios?
¿Te sentirías dispuesto a reconocer Su autoridad y obedecerle?
Esta es una verdadera medida de Tu relación con tu Creador.
Esto te ayuda a conocer si verdaderamente eres un discípulo de Jesucristo.
El Dios de las Escrituras es un ser poderoso que destruye a quienes revelan contra Su justicia.
Dios es un Ser lleno de poder y fuerza, que llama a todos a someterse a Su Hijo que murió para salvarnos.
Quienes abandonen su resitencia ante Su reino, serán salvos de Su potencia e ira.
Si deseas conocer cómo relacionarte con Dios a través de Jesucristo responde a este mensaje y hablaremos sobre ello.
Que Dios te ayude en todo.